Elena Stashenko aterrizó una tarde de 1982 en el aeropuerto Palonegro, que sirve a la ciudad de Bucaramanga, Santander, con ansias de demostrar que la ciencia se puede hacer en cualquier lado.

El proceso de aprender español aceleró un año después de aterrizar en Colombia cuando entró a la UIS como docente de algunas cátedras y desde entonces sigue vinculada con la Universidad donde cumplirá 40 años de trabajo.

A Elena siempre se le ve positiva, le gusta ver el vaso medio lleno y así vio a Colombia cuando llegó y comenzó a trabajar.

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“Yo no sé por qué la gente no ve en Colombia todas las posibilidades de un mundo para investigar. Colombia entró en mi alma a través de cosas maravillosas, es un abanico de posibilidades”, dice.

En su robusta y exitosa carrera se ha encontrado con diferentes personalidades y profesionales, pero ella no olvida a uno de sus primeros estudiantes que sin pensarlo se convertiría en un móvil para retarse.

“Me dijo que yo por qué me había venido si acá (en Colombia) no se puede hacer ciencia y ahí me dije -voy a demostrarle que sí- y lo estamos logrando”, dice Elena mientras se ríe.

El conocimiento, la motivación y la pasión mueven a esta científica de ojos azules entrañables. “La ciencia está basada en la curiosidad. Es siempre apuntarle al por qué de las cosas y lo hemos perdido mucho, a la gente le falta despertar la llama”, dice.

Esta científica y docente de pregrado y doctorado en química busca enamorar a sus estudiantes de toda la diversidad que ofrecen las plantas para la ciencia y qué mejor forma de hacerlo que dictar clases en medio de un paraíso verde que ha construido.

Sus laboratorios son un bosque. Su centro de investigaciones está ubicado en un costado de la UIS y alrededor de las salas de investigación donde albergan los equipos de última tecnología hay senderos ecológicos, fuentes y su salón de clases, un pequeño espacio con paredes de enredaderas, con no más de 20 sillas, un tablero y un oso de peluche gigante con bata blanca.

Es allí, en el Centro de Investigaciones de la UIS donde ‘nace la magia’.

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